15-M. Cambiamos la pantalla por la realidad.

Durante los últimos meses el mundo occidental ha asistido expectante al espectáculo revolucionario de la motivación liberadora de los países árabes. Una situación, como tantas otras en este nuevo mundo hiper-comunicado, que ofrecía por todos los medios posibles una realidad de pantalla, que convierte en ficción todo lo que toca.

Pero ahora bien, este mundo habituado a las revoluciones televisadas se ha encontrado de repente y sin avisar con algo que, acostumbrados a buscarlo fuera, no sabían ni que podía existir en su propia casa. Un reto espontáneo i pacífico de la sociedad al sistema democrático actual, una clara protesta antisistema.

A diferencia de revueltas llevadas a cabo por diferentes colectivos durante estos últimos años, esta vez los medios de comunicación han decidido dar voz al movimiento, pero ¿cuál es la razón? Los movimientos antisistema existen desde que existe el sistema y los medios de comunicación han optado durante años por mirar hacia otro lado silenciando muchos de ellos.

En cambio, esta vez no. Hace pocos días (aun podríamos contarlo en horas) que la movilización ha empezado y en cualquier televisión, periódico, red social… existe un comentario informando, apoyando o criticando el fenómeno.

Quizás sea la inexactitud y la heterogeneidad de todo lo que esté avisando de que se trata de algo distinto. Una revuelta pacífica, que emula con o sin intención a las que citábamos al principio pero que está compuesta por un todo poco cohesionado que muestra su disconformidad con el sistema democrático actual, pero que de momento (quizás debido a su espíritu espontáneo) no puede asumir una dirección única y común.

El éxito o el fracaso de todo esto solo lo puede reflejar el tiempo. De momento aquellos que hasta ahora tenían más voz, los que creían tratar con una sociedad narcotizada, están empezando a temblar. Parece que gente de este nuevo mundo está empezando a despertar y quiere ser escuchada.

Carla Vallès