El 19 de julio de 2009, un chico con el sobrenombre keirux, colgó un video en Youtube como respuesta al concurso “¿Cómo abres tu Estrella Galicia?” que había lanzado la famosa empresa cervecera gallega. En el vídeo en cuestión se homenajeaba el 103 aniversario de la marca abriendo 103 botellas de Estrella Galicia de 103 maneras diferentes.
Unos dos años más tarde, un grupo de profesionales de la agencia Publicis Comunicación España, se fijaron en este vídeo y desarrollaron una idea para la empresa competidora: San Miguel. La idea encajaba a la perfección, pues su encargo consistía en promocionar el nuevo sistema abre fácil de sus botellas. El anuncio se emitió por televisión a partir de febrero de 2011, y fue un éxito rotundo: tanto por su ritmo como su sentido del humor; el guiño perfecto al espectador.
Pero esto no acaba aquí. Keirux, el propietario del vídeo original, se percató de la similitud entre su vídeo y el anuncio de San Miguel que aparecía en televisión. Y entonces reaccionó. El 4 de abril de este mismo año, publicó un segundo vídeo; esta vez, retractando el plagio de los profesionales de Publicis España. El vídeo consiste en una comparación entre su vídeo y el famoso anuncio, dejando en evidencia las similitudes que existen entre ellos, y aprovechando para realzar las cualidades de Estrella Galicia y hacer como un spot para la marca. El bodegón final se lo dedica a Galicia, con la imagen de la botella de cerveza y el faro de Finisterre.
Pero, la cuestión es: ¿Por qué no se ha hecho de esta noticia más revuelo y se ha evidenciado el plagio? ¿Nadie va a compensar al pobre joven que colgó un vídeo de la manera más inocente posible? ¿Es que ya no existe la propiedad? El problema empieza cuando queremos atribuirle propiedad a algo que es intangible: como las ideas. A las ideas no les podemos colgar una etiqueta con nuestro nombre. Aunque a los contenidos en red, sí. Entonces, si consideramos que este vídeo era propiedad de una persona, o incluso de la marca Estrella Galicia, ¿no se consideraría delito plagiar un contenido para un el beneficio de nuestra propia marca?
Mi conclusión es: id con cuidado con lo que colgáis en Internet. Por lo que parece, en la red todo es de todos.
Marta Ribas
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