“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.”
-Blade Runner (1982)-
¿Qué nos hace humanos? Es la duda que plantea constantemente “Blade Runner” al espectador. Una película en la que poco a poco se deshumaniza al ser humano, mostrándolo capaz de cualquier barbarie para lograr su objetivo. Un ser humano que al final vislumbra una piedad que no reconocería en él.
Resulta brillante ver como quien representa que no siente, que no ama, que no padece, aprende con sus propias lágrimas la lección moral de no querer morir y aprender así, que no se debe matar. Blade Runner plantea una duda moral al espectador, que poco a poco descubre como aquello que siempre ha creído puede no ser cierto, a través de una relación entre el ser humano y la máquina que difumina los límites de lo conocido.
El deseo de permanecer vivos nos lleva a luchar, luchar para mantener vivos unos recuerdos que morirán con nosotros. Unos recuerdos que somos nosotros.
Resulta brillante ver como quien representa que no siente, que no ama, que no padece, aprende con sus propias lágrimas la lección moral de no querer morir y aprender así, que no se debe matar. Blade Runner plantea una duda moral al espectador, que poco a poco descubre como aquello que siempre ha creído puede no ser cierto, a través de una relación entre el ser humano y la máquina que difumina los límites de lo conocido.
El deseo de permanecer vivos nos lleva a luchar, luchar para mantener vivos unos recuerdos que morirán con nosotros. Unos recuerdos que somos nosotros.
Carla Vallès
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