Estoy reestructurando mi habitación, mi pequeño santuario. Quiero un espejo enorme, un armario práctico, una lámpara moderna, unas cortinas estampadas, unos cojines mullidos, una papelera retro, un puff confortable y un marco de fotos original. Quiero que todo esté conjuntado. Quiero encontrarlo todo en una misma tienda. Quiero ir a IKEA.
La clave del éxito de IKEA ha sido saber adaptarse a las tendencias de una sociedad cambiante. Ahora no se busca adquirir objetos duraderos sino que se pretende vivir al máximo y de la mejor manera pagando lo mínimo por ello. La gente compra accesorios y muebles con la seguridad de que el coste no es excesivo y que, además, pueden ser reemplazados en un futuro si se pretende dar un cambio de aires al hogar.
La empresa ha apostado por el “do it yourself” (hacérselo uno mismo) logrando un margen de beneficio superior y contentando a los consumidores que, convertidos en pequeños carpinteros, montan en sus propias casas. Se ha concebido esta idea como algo innovador y entusiasta, pero el material está todo empaquetado, el cliente debe buscarlo en el almacén, cobrarse en las máquinas de autoservicio y además montárselo él mismo... ¿Cómo consiguen que todo esto resulte atractivo y no una carga? ¿Por qué la gente no cree que ir una mañana a IKRA y montar los muebles en casa es agotador? Para la empresa resulta fantástico: más clientes concienciados, predispuestos y adoctrinados, menos contratación de personal.
IKEA ha conseguido un buen posicionamiento de mercado diferenciándose tanto que no existe, a día de hoy, ningún competidor directo. Ha conseguido tener una imagen de marca muy favorable en la mente de los consumidores y tiene una ventaja competitiva que la hace única en el mercado. Además, no se ha focalizado en un segmento del mercado, sino que su consumidor es universal, por eso ofrece productos que se adaptan a cualquier estilo de vida.
Otra clave del éxito ha sido crear una especie de “mundo Ikea”. Un espacio diversificado donde la posibilidad de actividades no se reduce a la compra, también al ocio y la gastronomía. El servicio de parking gratuito, las áreas de actividades infantiles, el servicio de cafetería (a medio trayecto) y el supermercado con productos suecos están dispuestos de manera estratégica para alargar la estancia en el recinto y hacerla más amena.
No cabe la menor duda de que la empresa sueca ha sabido explotar al máximo las oportunidades que se le han presentado en estos últimos años. Ha incrementado de forma notoria su fama a nivel mundial y, desde luego, todo gracias a los precios tan económicos que ofrece.
Raquel Sancho
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