Greenpeace es una de las ONGs más respetadas a nivel internacional, y es mundialmente conocida por sus campañas, performances y happennings de gran repercusión mediática y social. En esta ocasión, esta institución ha desarrollado una campaña en contra la empresa Mattel (fabricante de la muñeca Barbie) por utilizar cajas de cartón para el envoltorio de sus muñecas, hecho que contribuye a la deforestación. Como todos sabemos, esto reduce las emisiones de oxígeno a la atmósfera perjudicando así el bienestar de los seres que habitamos este planeta.
Hasta aquí, todo es perfecto. Los conceptos básicos son claros y los valores que pretende impulsar esta ONG en contra de la tala de árboles son perfectamente respetables. Sin embargo, los que han ideado esta campaña han cometido un error escandaloso. Os dejo con el primer párrafo de la explicación que se lee en su página web:
“Barbie tiene la desagradable costumbre de deforestar y de destruir los bosques de Indonesia, incluidos aquellos donde habitan los últimos ejemplares que quedan de tigre de Sumatra, de orangután y de elefante, solo para que ella pueda tener una bonita caja de cartón.”
De esta manera, Greenpeace culpa a la muñeca de ser demasiado coqueta y de no importarle nada el medio ambiente siempre y cuando ella pueda disfrutar de una “bonita caja de cartón”. Y lo que aún es peor, la ONG basa su campaña en torno a la idea de que Ken, compañero de Barbie, rompe su relación con ella, bajo el eslogan Barbie, cortamos. No salgo con chicas que deforestan. Todo esto se refuerza con un vídeo en el que se llega a tachar a la muñeca de “asesina en serie”
Pero, ¿qué está pasando? Parece que en este caso se ha pasado totalmente por alto el hecho de que Ken, el precioso poni, el lujoso coche y todos los demás accesorios de Barbie también vienen perfectamente envueltos en una caja de cartón que seguramente venga de los mismos bosques que los embalajes de la muñeca.
El problema en este caso es que se pone a Barbie, el sujeto femenino, como culpable de un desastre desde la tesitura de una ruptura de pareja, dando a entender que ella es la “mala” y la culpable frente a su inocente novio que nunca hace nada malo. En este caso Greenpeace a intentado hacer frente a una injusticia medioambiental cometiendo, a mi parecer, una injusticia de género
Jon Werckmeister
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